Ayer fue asueto en la ciudad en que vivimos. Habíamos pensado salir, luego se canceló y ya mi idea era descansar. Pero a la mera hora salimos.
Supuestamente regresábamos como a las 5 a casa porque mi esposo tenía cita con el dentista. Pero a la mera hora se extendió la visita y regresamos a casa pasada la media noche. ¡Qué agusto poder salir en familia sin la presión de que mañana hay escuela! Mi esposo si se fue a trabajar pero los niños despertaron tarde porque acabaron agotados.
Tuvimos oportunidad de visitar una casa para abuelitos, uno de ellos les dio un concierto con guitarra. Fue una buena experiencia para ellos, compartir un poquito de su tiempo y ver la sonrisa de los abuelitos. Definitivamente, este tipo de actividades es muy provechoso integrarlas a nuestro homeschool. El que los niños compartan de su tiempo, escuchen y platiquen con los ancianitos, creo que les puede dejar mucho en su corazón. Había una abuelita en especial que no se cansaba de dar abrazos, ella nos acompañó todo el tiempo. Estaba muy contenta con la visita.
También subimos un monte y los niños arrancaron flores. Claro que a medio camino de regreso se cansaron de cargarlas y hasta ahí llegaron. Pero verlos entre la naturaleza disfrutando fue muy bonito.
En la noche hicimos fogata y comimos bombones. Hacía mucho que no comía bombones asados y estuvieron deliciosos. Antes de compartir la cena, nuestro anfitrión contó un par de historias a los niños a la luz de las velas. Lo disfrutaron muchísimo. Después de cenar, tuvimos un rato para platicar los adultos porque los niños se fueron a seguir disfrutando de la fogata.
Casi nunca soy espontánea para hacer actividades, pero me alegra tanto haber salido de mi zona de confort y animarme a la aventura. Fue un día lleno de convivencia familiar, con amigos que también ven en su familia el mayor tesoro que pueden tener.
¡Ánimo, el Cielo nos espera!
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