¡Hola!
Te escribo temprano para que no se me siga pasando el día sin darme un espacio para contarte cómo va todo.
Gracias a Dios en misiones nos fue bien. Es una experiencia que nos gustó mucho. Conocimos gente muy linda, que nos llena de esperanza y alegría el corazón. Recibimos testimonios hermosos de las familias que tuvimos la gracia de visitar y los niños disfrutaron mucho estar bañados en tierra todo el tiempo. Esperamos poder participar el próximo año.
Desde que regresamos a casa, han habido varias cosas que me han dado vueltas en la cabeza. La principal es que me cayó el veinte de cuánto impacto tiene para la gente mi familia. Para mi es lo normal tener 7 hijos, hacer homeschool, etc. Pero, dentro de los mismos católicos tiene un gran impacto y, muchas veces, me dicen cuánto me admiran. Esta última parte es con la que estoy batallando, pues conozco mis defectos, mis caídas, mis áreas de oportunidad y sé que me falta mucho para llegar a ser un buen ejemplo para los demás. He tenido que platicar mucho con mi esposo y amigas, he llorado también, han sido días de reflexión.
Lo primero que me dolió mucho es ver que otras personas perciben que soy paciente y muchas cualidades. Pero me puse a pensar, "¿qué dirían mi esposo y mis hijos de mi?" Y la respuesta me dolió. No creo que ellos dirían lo mismo. A ellos les toca ver mi "lado oscuro". Lo que no puedo admitir es ser candil de la calle y oscuridad de mi casa. Los primeros que deben sentirse felices con mi trato son ellos, de quienes Dios primero me va a pedir cuentas por ser mis prójimos más próximos. Así que este es uno de los propósitos de misiones que surgieron: dominar mi temperamento. Es difícil pero con Dios se puede. Y, platicando con los niños, llegamos a la conclusión que los días que rezamos el Rosario me es más fácil tener paciencia. Dios nos llena de gracias y bendiciones a través de María Santísima, con el rezo del Rosario. Vale la pena dedicar un rato de oración en familia para tener mejor convivencia.
Lo siguiente fue una combinación de mi experiencia en misiones, de un curso que estoy tomando y de este blog. Con mucha frecuencia piensan que soy super organizada y ordenada. No lo soy. Pero creo que si tengo que trabajar en serlo en primer lugar porque Dios es un Dios de orden. Estoy convencida de que también en nuestra organización, nuestro hogar, debemos reflejar a Dios. No puedo pensar en ningún santo que sea desordenado. Hasta en esos detalles tenemos que reflejar que somos creyentes. Otra motivación es que creo que cuando realmente logre ser organizada y ordenada, el día va a ser mucho más fácil, y tendré tiempo para dedicar a mi familia y también escribirte más seguido.
Así que aquí me tienes, trabajando en rezar el Rosario con mayor constancia cada vez y buscando la forma de ser más organizada. Estoy tomando notas para después compartirte como lo hice.
Han sido días estresantes, difíciles, pero también con mucha esperanza, con la vista puesta en la meta y con apoyo de mi esposo, hijos y amigas que me echan porras cuando se me cae el ánimo. Creo que de la misma manera que estuvimos buscando cómo hacer homeschool y tuvimos paz cuando encontramos Nobis Pacem, igual va a suceder con el orden, limpieza, organización, rutina, etc. Van a ser un par de años de prueba y error, hasta que encontremos esa paz que nos permitirá tener una mejor calidad de vida.
Te comparto esto para que veas que, a pesar de mis limitaciones, de mis carencias, Dios ha sido bueno conmigo y me ha ayudado a llevar a mis hijos por buen camino. Creo que puedo hacer un mucho mejor trabajo, pero necesito agarrarme mas de su mano. Si sientes que no vas a poder con el homeschool y la casa, te aseguro que si yo he podido, tú puedes. Tengo muchas limitaciones, me falta mucho por aprender y, a pesar de eso, ahí vamos avanzando poco a poco.
Espero que esta entrada te llene de esperanza y seguridad en que tienes lo que hace falta para educar a tus hijos en casa. Y cuando sientas que no puedes, acude a Dios, que Él con gusto pone su casi todo cuando tú pones tu casi nada.
¡Feliz y bendecido día!
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