He notado que a algunas
familias que sacan a sus hijos de la escuela, de pronto les presiona empezar de
inmediato y seguir el calendario escolar. Lo más sano, y recomendado por muchas
familias que te des un periodo para desescolarizar tu mente y la de tus hijos.
Una de las
preguntas que hacían mis hijos casi todos los días era si les iba a seguir
dejando tarea y si iba a haber exámenes. Creo que ellos estaban igual de
perdidos que yo en cuanto cómo iba a ser nuestra vida de ese momento en
adelante. A veces me gustaba bromear con ellos y decirles que iban a tener
muchas más tareas, pero la mayoría de las veces les decía que no, que las
tareas y exámenes se habían acabado.
Recuerdo que mi interés en
Diciembre y Enero era que jugaran, que disfrutaran de sus hermanos y de ser
niños. Así que te invito a que te olvides del miedo de atrasarte, de que los
niños dejen de aprender. En realidad, ese tiempo que no están haciendo “nada”
se están conociendo, están descubriendo su nueva dinámica familiar y también tú
te estás adaptando a tener a tus hijos en casa todo el tiempo. La sociedad ha
hecho tan buen trabajo haciéndonos creer que, si no van a la escuela,
guardería, actividad extra escolar, etc.
los niños no van a poder desarrollarse de manera adecuada. Para que sean
adultos exitosos la sociedad los empuja a ser adultos desde niños llenándolos
de tantas actividades que lo único que se consigue es que vivan estresados.
Toma tiempo cambiar esta forma
de pensar y confiar en nosotras mismas, en que si podemos dar lo mejor a
nuestros hijos. Dejar de pensar que tienes que seguir el calendario estricto de
la escuela, que si no leen a los 6 años algo anda mal, que si no son capaces de
sentarse 5 horas y poner atención al pizarrón es porque algo anda mal, que la
única manera de evaluar el desarrollo y aprendizaje de un niño es por medio de
los exámenes, que si el niño no convive 5 horas con otros niños en un salón de
clases no va a aprender a socializar, que la maestra es la única capacitada
para trasmitir conocimientos académicos a tus hijos, etc.
Ya te he compartido un poco de
esto en la entrada sobre cómo vivimos nuestra desescolarización. Así que aquí
reafirmo lo que te conté sobre nuestra experiencia de desescolarización: el
tiempo para cambiar el chip mental es muy importante. No se trata de llevar la
escuela a la casa, se trata de construir un nuevo estilo de vida integral, que
abarca mucho más que lo académico. Un tiempo para fijar objetivos y metas
familiares y, si eres creyente, para poner a Dios en primer lugar, en el centro
de tu vida y la vida familiar. Es un cambio de vida, no de escuela, por eso,
disfruta este tiempo y, aprovecha para trabajar en hábitos, rutinas, establecer
objetivos, para conocer más a tus hijos, para conocerte a ti misma. Estoy
segura que tarde o temprano vas a descubrir cómo enseñarles lo académico. Es posible,
incluso, que sean tus mismos hijos quienes lo descubran, pero si no dedicas un
tiempo a la familia, a adaptarse este nuevo estilo de vida, nadie lo va a hacer
por ti.
¡Ánimo! El mundo no se acaba
por dejarlos ser niños sin tener que aprender nada académico por unos meses.
Recuerda que dejarlos ser niños no es lo mismo a que no tengan deberes en casa
(que fue lo que me pasó a mí). Ayúdales a aprender que les toca hacer su parte
en el hogar porque es el lugar donde vive toda la familia y ellos son parte de
ella.
Te espero en la siguiente
entrada.
¡Bendiciones!
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