Lo acepto. He estado
posponiendo escribir sobre esto porque es uno de mis talones de Aquiles.
Hábitos y rutina… Rutina y hábitos… es algo en lo que empiezo a trabajar con
mayor conciencia de la importancia y de lo que abarca. Ahorita me voy a enfocar
a lo que es orden y limpieza, ya después iré compartiéndoles otras cosas.
Quiero empezar desde el principio.
Ya sé, van a ser varias entradas sobre este tema, pero creo que es importante
que te cuente mis caídas y tropiezos y las veces que me he topado con pared
porque espero te sirvan para experimentar en mis zapatos y evitar mis errores
o, en caso de que ya hayas caído en ellos, recuerdes que siempre se pueden
arreglar. Es más difícil arreglar que construir correctamente desde el
principio, pero confío en Dios en que se puede enderezar el camino. Y justo me
encuentro en ese proceso. Por eso, no me siento la persona más indicada para
decirte qué hacer o no hacer respecto a hábitos y rutina, lo que quiero es
compartirte lo que he hecho, tal vez alguna idea te sirva para aplicarla en tu
hogar, haciendo las adaptaciones necesarias y te ayude a evitar mis mismos
tropiezos.
Vamos al inicio entonces, a ver
los antecedentes. Si me preguntas, me describo como persona desordenada en lo
material, pero las ideas creo que las tengo más ordenadas, hay algunas cosas en
las que me gusta llevar cierto orden para poder avanzar. Ahora que lo pienso,
tal vez, más que desordenada me falta ser constante, perseverante, obligarme a
hacer las cosas a pesar de que esté cansada o tenga algo más interesante que
hacer.
De chica, no me inculcaron ese
buen hábito. Si recuerdo que mi mamá me ponía a hacer algunas cosas en casa,
pero creo que le resultaba más fácil hacerlo ella a estarme insistiendo.
Agradezco a mi mamá todo lo que hizo por mí, por mi hermano. Supongo que todos
los retos que le presentó la vida no le dieron tiempo de enfocarse a esos
detalles de inculcarnos el orden y la disciplina. Lo chistoso, es que mi
hermano, 6.5 años más chico que yo, es todo lo contrario, por naturaleza
ordenado en todas sus cosas, él dice que a veces resulta exagerando y termina
siendo un problema no poder relajarse en algunas cuestiones. Creo que, si
pudiéramos mezclarnos él y yo, llegaríamos a un buen punto medio.
Recuerdo que, cuando iba en la
Universidad y me tocó vivir sola, me di cuenta que eso del orden no era lo mío.
Deseaba que mi futuro esposo fuera ordenado, pensaba que eso iba a solucionar
la situación: él, siendo ordenado me obligaría a hacer igual. Tampoco fue la
solución. Sentarme en mis laureles y no hacer cambios, esperar que alguien más
viniera a solucionar mis defectos, no sirvió de mucho. Mi esposo no es
desordenado, más bien es muy tolerante, me aguanta mi desorden, incluidas todas
mis locuras, como tener 7 hijos, hacer homeschool, inculcarles la fe católica
sin ser creyente, etc. Es una persona muy paciente y tolerante.
Los primeros tres años de
casados, no tuvimos ayuda en casa, pero éramos poquitos, así que no se notaba
tanto el relajo. Al tercer año de casados buscamos ayuda en casa, obviamente,
con más hijos y mi falta de buenos hábitos empezaban a hacer estragos. Tuvimos
2 personas que no ayudaban. La primera duró 3 o 4 meses, la segunda duró 5
años. Y se fue porque nos cambiamos de ciudad, de lo contrario yo pienso que
seguiría con nosotros.
La señora era todo lo que yo
podía desear: hacía el quehacer bien, sin necesidad de que anduviera atrás de
ella, estaba tooooodooooo el día en mi casa, jugaba con mis hijos y, si yo
necesitaba salir, los cuidaba incluso por la noche, hacía de comer, doblaba
ropa, planchaba…. Bueno, qué más podía yo desear. Me resolvía todo. En lo que
respecta a labores del hogar la verdad es que si le delegaba todo. Lo que yo
trataba era de encargarme yo de mis hijos, hacerles comida, ayudarles con la
tarea, llevarlos a gimnasia, etc. Más bien, le dejaba todo lo de la casa.
Ahora, no creas que esta
maravillosa señora, con la cual estoy profundamente agradecida, me ayudaba
todos los días. No. Llegó a ir desde 1 día por semana hasta la semana completa.
La mayor parte del tiempo estuvo con nosotros 2 – 3 días por semana. Pero qué
es lo que pasaba. El día que ella estaba si medio ayudábamos, llevar el traste
a lavar, uniforme en ropa sucia, etc. Cosas sencillas. Ni pensar en tender
camas, lavar nuestro traste, mantener el orden, nada de eso. Lo curioso es que
yo consideraba que estaba haciendo un buen trabajo con los niños. Llevaban su
traste a su lugar, decían gracias y por favor, sus libros y cuadernos estaban
limpios, nada de tachoneados o maltratados, siempre llevaban la tarea completa,
iban a su gimnasia, qué otra cosa había que hacer.
Viendo hacia atrás, creo que
para mí fue una venda en los ojos que los niños estuvieran en la escuela. No me
daba cuenta de que en realidad no eran hábitos con raíces profundas. Por ejemplo,
si jugaban y sacaban juguetes, no les molestaba volver a guardarlos. Y no había
tanta necesidad. El día que iba la señora ella los recogía, el día que no iba
podían pasar dos cosas: si no le tocaba ir al día siguiente había que
guardarlos; si le tocaba al día siguiente, para qué me iba a desgastar yo
arreando hijos, ya mañana nos ayudarían a recoger. Cuando dejaron de ir a la
escuela, ya no había un tiempo sin hijos para dejar recogido. Para mí era muy
muy frustrante ir recogiendo y que ellos fueran tirando atrás de mí. Pero de
nuevo, no lo empecé a trabajar enserio, porque teníamos ayuda. La verdadera
batalla empezó cuando nos cambiamos de ciudad y fue muy difícil conseguir quien
nos ayudara en casa. En primera porque no me acomodaba con nadie. En un periodo
de año y medio aproximadamente, tuve entre 5 y 6 señoras de aseo. Para mí era
muy desgastante tener que estar buscando. No estaba acostumbrada a estar cambie
y cambie de señora de aseo. La otra es que aquí es el doble de caro. Si, tenía
que pagar más dinero, por menos tiempo, entonces, en realidad no alcanzaban a
hacer gran cosa. Simplemente doblar ropa en mi casa es una tarea titánica. No me
gusta lavar todos los días, así que cuando lo hago es mucha ropa la que sale, y
no tanto porque tengamos muchísima, más bien porque es ropa de 8 personas. Así
que había días que únicamente venían a doblar ropa, medio barrer, medio trapear
y lavar trastes. No daba tiempo para más.
Así que primera lección: aunque
tengas ayuda en casa, inculca en tus hijos a ser responsables de sus cosas. A
siempre guardar lo que están usando antes de sacar otra cosa, a cuidar los
juguetes, porque así es como van a cuidar su material de homeschool. Ya sé, no
es descubrir el hilo negro, esto es algo muy básico, pero tristemente y con vergüenza
lo admito. No tuve la visión para inculcar esto en mis hijos desde bebés o, al
menos, desde que dejaron de ir a la escuela.
Tenme un poco de paciencia,
poco a poco te voy a ir compartiendo lo que he aprendido en este tiempo. Creo que
nos falta mucho, pero gracias a Dios hemos hecho progresos. Espero que te sirva para tomar ánimo y agarrar a este toro por los cuernos. Es trabajo pesado, pero al final, nos veremos recompensadas con una vida más tranquila y armoniosa.
¡Bendiciones!
¡Bendiciones!
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