Si me has venido siguiendo, te
has dado cuenta que hasta ahora, el aspecto de la fe ha jugado un papel muy
pequeño dentro de nuestra decisión de homeschool. Ya te había contado yo
anteriormente que mi intención era hacer homeschool católico. Creo que al
principio no estaba consciente de lo que implica hacer homeschool católico, por
eso tuvo tan poca importancia la fe al principio. Sin embargo, Dios ha sido
bueno conmigo y me ha ido mostrando por muchos medios a dónde espera que
lleguemos.
Una de las cosas que he podido
experimentar es estar abiertos a la vida con más tranquilidad, seguir las
enseñanzas de la Iglesia dejando de ver a los hijos en términos de cuánto me
cuesta cada uno. Pienso que esto es independiente a tus creencias religiosas. El
poder invertir en educación de acuerdo a tus posibilidades, te ayudará a no
estar preocupada pensando que ya viene el tiempo de pagar uniformes, útiles,
cuotas, disfraces, festivales, colegiaturas, transportes, almuerzo, regalo de
maestros, fotos y montón de otros gastos que hacen que la lista parezca
interminable.

¿Te das cuenta? ¡Todavía no
nacía mi hijo y yo ya estaba preocupada por lo que iba a suceder dentro de 12,
15 o 18 años! Todavía no sabía si era niño o niña, si venía sano o enfermo, y
yo ya estaba angustiada por lo que pudiera pasar dentro de más de una década.
Cuando supimos de nuestro
segundo pilón la experiencia fue totalmente distinta. Ya habíamos decidido
hacer homeschool y, aunque nos estábamos cambiando a una ciudad que no conocía
más que de pasada, el saber que yo podía cubrir la educación de mis hijos me
ayudó a no sentir esa angustia y recibirlo con alegría. Ya no pensaba en lo que
iba a pasar dentro de 12 años, sino en el parto, el embarazo y conocer la
ciudad. ¡Qué experiencias tan diferentes! Y ahí comprobé, una vez más que Dios
es bueno. Si nos pide estar abiertos a la vida, es porque Él va a proveer lo
que necesitamos. Y eso mismo lo he vivido en cuanto a que me ha provisto de una
paciencia que pensé que no tenía. Todavía me falta mucho por trabajar, pero
definitivamente Dios me ha ido dando la paciencia que hace falta para ser mamá
de una familia numerosa.


De la misma manera en que no es
recomendable cambiar a tu hijo de escuela cada mes o cada año, no es
recomendable cambiar de metodología o currículo cada rato. Por eso, toma tu
tiempo para investigar y comparar. Haz una prueba de cómo te funciona y, una
vez que encuentres lo que te sirve, adelante.
Y esta tranquilidad es lo que
me ha tranquilizado en esto de ser familia numerosa. La incertidumbre que sentí
al inicio, y que probablemente tú sientas, pasa. Si Dios te llamó a este estilo
de vida, no te va a mandar a él sin las herramientas necesarias, al contrario,
vas a descubrir talentos que te dio y que no habías usado.
¡Así que ánimo, el Cielo nos
espera!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario