viernes, 12 de agosto de 2016

Octubre 2013: Dios nos tiene preparada una sorpresa (Parte 1)

      Desde que estudié mi carrera, me fui a vivir a fuera de mi ciudad de origen. Ahí me gradué, me casé y vivimos los primeros 8 años de nuestro matrimonio. Tanto mi esposo como yo, tenemos a nuestras familias de origen en la misma ciudad, así que para visitarlas teníamos que viajar.
Un día me llama mi mamá por teléfono y, muy emocionada, me dice que en Misa acaba de conocer una familia con 5 hijos y que la mamá está embarazada. Me dijo que le había dado mi teléfono para que me marcara. En ese entonces yo acababa de tener a mi 5° hijo. Pensé que la familia que había conocido mi mamá nunca me iba a hablar. ¿Qué me iba a decirle la señora? “Hola, son A. y me dijo tu mamá que te marcara porque las dos tenemos muchos hijos.” Sentí que nadie iba a sentarse a hacer esa llamada, así que lo olvidé.  
Semanas después, de visita con mi mamá, fuimos a Misa el domingo y coincidimos con esta familia. Mi mamá, muy emocionada nos presentó e intercambiamos teléfonos. Me dijo A. que cuando fuéramos de visita le avisara para vernos y comer.
Pasaron otras semanas hasta que de nuevo programamos viaje, le mandé mensaje a A. y me dijo que el sábado nos viéramos en su casa para comer. Y así hicimos. El sábado llegamos a comer. ¡Éramos 4 familias y se juntaron 15 niños! En donde vivía yo era la única que tenía 4 hijos, y embarazada del 5°, no tenía con quien compartir mi día a día de familia numerosa.
Estando en la comida, dos de las familias, la anfitriona y una invitada, empezaron a comentar algunas cosas de su homeschool. La verdad es que no recuerdo qué hablaban, pero eran cosas del día a día. Lo que sí recuerdo es que a mí me empezaba a llamar mucho la atención lo que estaba escuchando, aunque no lo podía comentar con mi esposo porque estaba sentado a unos 3 o 4 lugares de mí.
Mientras las escuchaba, me di cuenta que el ritmo de vida que llevaban mis hijos no les daba oportunidad de ser niños: iban a la escuela de 8 a 2:30, llegaban a comer, cambiarse, preparar la tarea e irnos a gimnasia con horario que llegó a ser de 4:00 a 8:00… ¡de lunes a viernes! Pensé que mis nietos iban a pensar que era una abuela exigente y aburrida, pues, cuando les preguntaran a sus papás qué hacían de chicos, la respuesta iba a ser: “Pues ir a la escuela e ir a gimnasia. No recuerdo haber jugado con tus tíos, nada más gimnasia y escuela.” Pensar eso me dolió mucho. Mis hijos no estaban teniendo tiempo para jugar. Si no era ahora de niños, ¿cuándo lo iban a poder hacer?
Probablemente dejé de escuchar y empecé a darle tantas vueltas a la idea, a sentir cómo me llamaba la atención cada vez más, pero creía que mi esposo me iba a decir que estaba loca. Yo estaba estudiando una segunda carrera, tenía 5 hijos, estábamos abiertos a la vida y ahora resultaba que quería educarlos en casa. Pensé que para él iba a ser demasiado. Sin embargo, no se me salía la idea de la cabeza. Recuerdo haberle dicho algo a Dios que no quería que fuera un problema en casa, que me ayudara a planteárselo a mi marido.
Cuando terminó la comida y nos subimos al coche, lo primero que me dijo mi esposo fue “¿Y como ves eso del homeschool? Se oye bien, ¿no crees?” Ahí estaba mi respuesta, de inmediato aproveché para decirle que me llamaba mucho la atención y que quería investigar más.
Llegando a la casa empecé a investigar lo que pude. Ahora veo que mis dudas fueron muy básicas. No investigué tipos de homeschool, metodologías, socialización, legalidad, ni cosas que he visto son dudas comunes de muchas mamás.
Nada más para aclarar. Gracias a Dios, durante el tiempo que tuvimos a los niños en la escuela, no tuvimos ningún problema serio de bulling, ni de compañeros ni de maestras. Considero que nuestra decisión no se basó en lo mal que nos iba en la escuela, sino que vimos una mejor calidad de vida para nuestra familia si hacíamos el cambio a homeschool. Pienso que no se trata de tachar la escuela como lo peor, sino de presentar esta opción de homeschool como una alternativa de vida para que cada familia pueda decidir qué es lo que más les conviene. Pero, para poder tomar esta decisión con libertad, hay que conocer la opción de escolarizar o dejar a los niños en casa.
Regresando a mi investigación, lo que vi fueron testimonios de familias que hacen homeschool. Y uno que me dio mucha orientación fue el de Xhonané Olivas en una entrevista que le hicieron en EWTN. Aquí les dejo el enlace:
        
Durante esa semana, todos los días le platiqué a mi esposo lo que iba investigando y, todos los días me sentía más convencida de querer hacerlo. Llegó el momento en que mi esposo me dijo que no investigara las ventajas, que investigara las desventajas porque eso era lo que me podía llegar a desanimar y que no quería que sucediera a medio camino.
Y sobre esto, te platico en la siguiente entrada.

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